miércoles, 24 de octubre de 2012

La violencia de género y los trogloditas enchaquetados del siglo XXI

El pasado 4 de octubre, el ya dimitido presidente del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior, adscrito al Ministerio de Empleo y Seguridad Social, José Manuel Castelao, comentaba que "las leyes son como las mujeres, están para violarlas". Esta afirmación se engloba en las declaraciones de personalidades y de sentencias judiciales que crean alarma social respecto a la violencia de género.


Dejando de lado a aquel artista español, “Chiquetete”, que hablaba con naturalidad de “las hostias de matrimonio”, en la memoria colectiva persisten un par de sentencias judiciales llamativas. La primera, de 2011, de la Audiencia Provincial de Murcia.  En ella se afirmaba que cuando un hombre llama “zorra” a su esposa, no tiene por qué expresar insulto o menosprecio, ya que puede entenderse que le está calificando de “animal que actúa con especial precaución ante potenciales peligros”.

Fuera de nuestras fronteras, también hay casos significativos. En 1999 una sentencia del Tribunal Supremo italiano absolvía a un violador, porque la víctima vestía unos pantalones vaqueros, y esta prenda, se argumentaba en el fallo, "no se puede desprender sin la efectiva colaboración de quien la lleva". También argumentaba que no puede forzarse a alguien con vaqueros, si no es con un consentimiento expreso.


Estos casos ponen en evidencia que aún hay mucho que hacer en la lucha contra la violencia de género en la sociedad. Según los datos de la Macroencuesta de 2011 elaborada por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en España casi 600.000 mujeres  describen que han sufrido maltrato en el año anterior. Las cifras de las agresiones  mortales por compañero sentimental se mantienen estables en la última década (unas 70 muertes por año, con discretas oscilaciones puntuales). En 2014 se cumplirá una década de la aprobación de la Ley Orgánica 1/2004 sobre Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, y estos datos siguen siendo escalofriantes. Y son sólo la punta del iceberg, ya que detrás se halla una cifra dramática de víctimas con daños  físicos y/o psicológicos. Además, nos debe hacer plantearnos qué tipo de hombres son los que forman nuestra sociedad y especialmente aquellos que ocupan cargos de responsabilidad social.


No se ha descrito relación evidente entre el nivel social y económico de la población con la violencia de género. Por ello, no debemos descuidar  la vigilancia de esta lacra en las clases más altas de la sociedad. Es aquí donde a veces también se justifican las palizas a las compañeras sentimentales según qué comentario haga, qué idea defienda o qué actitud adopte. También es aquí donde algunos piensan que llamar “guarra, puta y zorra” a la compañera sentimental no es violencia de género.

Esta mentalidad, aún vigente en la mente de algunos, es la que tienen esos trogloditas que, estéticamente acicalados, ocupan a veces cargos de responsabilidad en nuestra sociedad, pululan por las calles, y cobardemente se esconden en sus cargos institucionales y en sus delicadas apariencias. Esperemos que generaciones venideras cambien esta tendencia.


¿Será la sociedad lo suficientemente madura como para aislar a estos delincuentes que se ocultan tras su elegante fachada? ¿Actuará la Fiscalía ante estas llamativas declaraciones públicas?

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por este magnifico artículo , en el que queda reflejada una realidad , a veces oculta, de muchas mujeres. Mujeres que algunas veces guiadas por miedos y dudas no son capaces de dar el paso definitivo , a traves del cual se hace justicia , me refiero a la denuncia . Animo a todas ellas a que sean fuertes y valientes y lo hagan , es la unica forma de sentirse protegidas . A todas ellas que no lo hacen , entenderlas y saber que cuesta y es muy duro aceptar y exteriorizar una realidad como esta.

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  2. Gracias por tu comentario. Coincido contigo.
    Hay que ser fuerte...

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