domingo, 18 de marzo de 2012

Pasar una noche toledana

Estoy seguro que cualquier persona que lea este blog ha pasado alguna vez una noche toledana. En lo que no tengo tanta certeza es en que la gente sepa qué significa "pasar una noche toledana". Yo desconocía esta expresión hasta hace solo unos meses y voy a resumir lo que he encontrado sobre este tema en el blog El galeón de don Juan de Austria.



La expresión "pasar una noche toledana" se refiere a pasar una mala noche, a dormir muy poco y/o muy mal, por un problema de salud propio o ajeno. Según cuenta Pablo Gamarro en su libro Aguafuertes Toledanos, esta expresión toma su nombre de una terrible noche entre los años 797 y 812 dC, en la ciudad de Toledo. 

Gobernaba la ciudad un joven déspota y cruel llamada Jusuf, que oprimía al pueblo y a los nobles. La situación llevó la unión de pueblo y nobleza y la rebelión contra la tiranía del joven reyezuelo, que fue encerrado en la Alcazaba, y posteriormente degollado ante la situación desbordada que se vivía en la ciudad.

El Califa, situado en el escalafón jerárquico en un nivel superior, nombra como sustituto a Amru, al padre del joven Jusuf. Como es lógico, el pueblo y la nobleza esperaban la peor de las represalias y todos estaban atemorizados y aterrados por la posible venganza del nuevo dirigente. Sin embargo ocurrió que el padre de Jusuf, empezó su gobierno de manera justa, tomando medidas populares y sociales con los más necesitados, formando un equipo de asesores nobles, se ganó la simpatía del pueblo y de la aristocracia.


Pero como algunos temían, el mandamás toledano tramaba algo para vengar la muerte de su hijo. Aprovechando la visita del hijo del Califa, que iba camino de Zaragoza, organizó un gran banquete, donde invitaría a toda la nobleza toledana para homenajear a tan alto dignatario.

La ciudad se engalanó y se iluminó, y los invitados nobles, ataviados con sus mejores galas, eran acompañados por servidores hasta su llegada al palacio del Gobernador, lugar de la celebración del festín. Allí eran recibidos por la guardia mora, y eran introducidos al interior, donde eran degollados de manera casi instantánea y sus cuerpos escondidos. 

A la mañana siguiente, un espectáculo terrorífico se ofrecía a los toledanos. Eran las cabezas pálidas y labios contraídos en un gesto de dolor delos nobles, que colgaban de las almenas del palacio.





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